lunes, 27 de febrero de 2017

¡¡Maravillosos jovenes!!

Hoy hago un pequeño homenaje a los muchos y buenos jóvenes...y no tan jóvenes:
Empezaré por mi hijo, que como tantos hombres, mujeres y muchachos a mi me parece un chico listo y, lo es. Casi todos lo son.
Me propongo escribir y veo que en el ordenador salen una letras raras que yo no entiendo. Se está duchando y yo me quedo quietecita y calladita, pues si le digo algo va a salir por los cerros de Úbeda diciendo que qué hago... que donde meto los dedos...en fin, quiero ahorrarme la bronca.
Cuando lo tengo a mano le digo lo que ocurre en el ordenador; llega, le da al botón ese que hay a la izquierda con las letras, Esc y ¡zas! el ordenador arreglado. Le miro, me mira y me echo a reír.  Me dice:- Son 60 euros.
Pongo el grito en el cielo y digo: -O sea que, por darle a una tecla me vas a cobrar 60 euros?
-No, mamá, es por saber en que tecla hay que darle...Nos reímos, pues me acuerdo del chiste.

Ya tengo uno: Ahora voy con los dos que me ha mandado mi amigo Juan, el Psicólogo:

El arquero y la Luna.

Este era un joven que sólo soñaba con llegar a ser un día el mejor arquero del mundo. Por eso, averiguó quién era el maestro más célebre de esta disciplina en su país y se dispuso a visitarlo para manifestarle su deseo:
"Maestro, quisiera ser el mejor arquero del mundo, ¿qué tendría que hacer para conseguirlo?". A lo que el maestro contestó:
 "Si quieres hacer realidad tu deseo, debes alcanzar con una flecha la Luna. Si lo logras, tú serás el primero y nadie te cuestionaría que eres el mejor del mundo".
El muchacho se despidió del maestro dispuesto a seguir su consejo. Preparó sus arcos y flechas y cada noche se subía a lo más alto de un peñasco cercano al mar. Allí esperaba que la Luna saliera tras el horizonte y disparaba contra ella hasta que su carcaj quedaba vacío. Y eso mismo hacía noche tras noche, fuera luna nueva, menguante, creciente o llena.
Los vecinos se burlaban de él y ya lo conocían como "el loco de la luna", pero él, ignorando ofensas y provocaciones, siguió con su empeño. Y aunque jamás consiguió hacer diana en el satélite, de tanto intentarlo se convirtió en el mejor arquero del mundo.

De igual modo, si perseveramos en nuestro empeño, lograremos sacar lo mejor de nosotros mismos.

Vamos con el tercero:

Al borde del camino

Era un sabio que, tras recorrer mundo y ampliar sus experiencias, decidió sentarse unos días a meditar al borde de un camino. Muy pronto entró en trance y nada de lo que sucedía a su alrededor era capaz de sacarlo de su estado de perpetua inmovilidad.
Estando en esas, pasó junto a él un ladrón que, al velo, se dijo:
"Este hombre seguro que se ha pasado la noche asaltando casas como yo para llevarse cuanto hubiese de valor. Tan cansado debe de estar que se ha quedado dormido. Me voy a toda prisa, no sea que venga la policía a detenerlo y también se me lleve a mí".
Poco después, pasó junto al sabio un hombre que, debido a la gran borrachera que había cogido, apenas podía mantenerse en equilibrio. Se paró un rato ante aquel santón y pensó:
"Este hombre está aún peor que yo. Ha bebido tanto que ni tan siquiera puede moverse".
 Minutos después de que el borracho desapareciera por una curva del camino, apareció un joven que quería aprender los misterios de la meditación. En cuanto vio al sabio, se arrodillo ante él y le beso los pies.

Así sucede en la vida, quienes tienen comportamientos deleznables ven en otros su misma actitud, pero sólo el sabio es capaz de reconocer la sabiduría y la bondad.

Y ahora digo yo: En estas historias, leyendas o lecciones de mi amigo el Psicólogo, los protagonistas son, los maravillosos jóvenes que hay por todo el mundo...





lunes, 20 de febrero de 2017

Efemérides

Estamos cerca de recordar una efemérides, 23 F.
No es que sea muy agradable pero a muchos que la vivimos no se nos olvida y si se le olvida a alguien, aquí estoy yo para recordar, que dicho sea de paso mi memoria está estupendamente. Yo la viví así:
"Aquel día, estaba yo tan tranquilita en mi cuarto de estar con mi hijo pequeño que estaba terminando su merienda y yo escuchando en la radio "El consultorio de doña Elena Francis". Tenía la costura en mi regazo, pues me encanta coser.
De pronto se me va la emisora, o eso creí yo, escucho al momento un ruido raro, me digo: -Ya me he quedado sin escuchar mi programa favorito.
En esto que llaman a la puerta; era mi vecina del tercero,  debajo de mi, que no tenía teléfono y siempre me estaba dando la murga utilizando el mío. No es que no quisiera compartirlo, no, es que se presentaba a las horas más raras que nadie se pueda imaginar. A lo que voy...Abro la puerta y muy sofocada me dice que ha ocurrido algo muy gordo en la Carrera de San Jerónimo y tiene que tratar de encontrar a su marido y a sus hijos, estos, son mayores de edad.
 Yo me creía que había ocurrido algún accidente de tráfico.
A todo esto mi radio seguía sin funcionar. Sube uno de sus hijo a buscarla y me cuentan lo que está pasando. ¡¡Un golpe de Estado!!
El memo de mi vecino, hijo de la madre... que usaba mi teléfono, muy contento él, dice que se va a las Cortes, donde está el Congreso de los Diputados, a ver lo que pasa que le hace mucha ilusión que estén hablando en todo el Mundo, de Madrid...¡Criaturita! Sera memo, idiota y unas cuantas cosas más. ¡Ah, por aquel entonces tenía 25 años y la carrera de Filosofía y Letras, pero era tan tonto como antes de estudiarla.
Cuando se cansaron de utilizar mi teléfono, madre e hijo se marcharon. Yo me quedé sola pensando en mi otro hijo que estaba en la Universidad Laboral de Alcalá de Henares interno.
Traté de ponerme en contacto llamando a la Universidad...¡Imposible! Centralita bloqueada.
Con los nervios, la radio, la televisión y el niño pequeño dando la tabarra con los indios y los americanos metidos en un Fuerte, ni siquiera oí cuando llamaron a la puerta.
 Después de mucho tocar el timbre, abrí y...¡Oh, era mi hijo!
Yo debía de tener cara de circunstancias. él venía sonriente. Supongo que era porque tenía unas vacaciones extra.
Cuando ya tuve a mis hijos conmigo, yo ya no temía nada...de momento. Según iba avanzando la noche y aunque no habíamos cenado, no teníamos apenas apetito. El pequeño se acostó, nosotros seguimos atentos a la tv. (como todos los españoles) durante toda la noche. Vimos al rey tranquilizándonos.
 Como entonces vivíamos casi en el centro de Madrid, oíamos las sirenas de la policía, las ambulancias y todo lo que había que oír.
A la mañana siguiente levanté al pequeño y le acompañé al colegio. Cuando volví y aunque lo hice rápidamente...ya todo había terminado, o sea que me perdí el final. Después de estar toda la noche sin dormir, sin cenar, voy y me pierdo el desenlace...¡rabia que me dio!
Menos mal que fue un final feliz, o eso creemos"...
Después dijeron que algunos de los diputados se habían mareado por falta de alimentos...¡pobrecitos!
¡Que sabrán ellos lo que es pasar hambre!
Yo he visto a una madre de cuatro niños pequeños y uno de pecho, dándoles su poca comida a los mayores  y dando de mamar al bebé, ella apenas comía y nunca se mareó y estos zánganos porque un día les llegó el desayuno más tarde ya no se tenían en pie...
Me callo por hoy.

Mi hijo pequeño, que ahora es un hombre, está contento porque me acuerdo muy bien de todo...aunque soy una mujer... mayor.


Creo que viene muy bien un chiste que me contó un amigo y que ya puse en otra ocasión, pero por si alguno no lo sabe, lo repito, hace alusión a los politicos,  ahí va:

Se titula La colecta.

Un conductor se encontraba en un monumental atasco en plena Carrera de San Jerónimo. (Esta calle empieza en la Puerta del Sol y termina justito, justito en el congreso de los Diputados).
 No había forma de avanzar. De repente, un hombre avisa por el cristal. El conductor baja la ventanilla y pregunta. -¿Que es lo que pasa?
"Unos terroristas han entrado en el Congreso  y han secuestrado a los Parlamentarios. Si no reúnen 10 millones de euros los rociarán con gasolina y los quemaran. Así que estamos haciendo una colecta entre los coches.
El conductor, echándose mano al bolsillo, pregunta: -¿Y cuanto viene dando la gente?
A lo que el hombre responde:
"Pues...unos medio litro...,otros un litro...

Jajaja, la risa es mía.



lunes, 13 de febrero de 2017

Nacimiento de una niña

Por este titulo apenas podemos decir que es original, pero tiene su cosita. Mientras estaba yo pensando que iba a contar hoy, chisme, cuento o realidad, me aparece en mi correo uno de mi querido amigo Víctor.
Las cosas de él son siempre interesantes o al menos tienen sentimiento, como es este caso que a mi me ha parecido precioso.
Al estar tantos años sirviendo al público en la comisaría de Coslada, tiene mucho y bueno que contarnos. Este es el testimonio que me ha mandado por correo electrónico hace unos momentos y que está tal como Víctor me lo cuenta:

NACIMIENTO DE UNA NIÑA

"Hace algunos años vino a verme un buen amigo. Se encontraba bastante preocupado. Me expuso  que posiblemente su mujer estuviera embarazada y que deseaba que abortara, dado que ya tenía cuatro hijos y este era el quinto. Que su situación económica no le permitía tener un nuevo hijo.
Le comenté que lo primero que había que hacer era comprobar la veracidad del embarazo y una vez que se tuviera conocimiento del mismo, actuar en conciencia.
Una vez que se realizó a la mujer la prueba, se comprobó, que efectivamente se encontraba en estado de buena esperanza.
Me dolía y no entendía como mi amigo, sabiendo de mis principios cristianos me podía pedir el favor de ayudarle a que su mujer abortara.
Estuve intentando hacerle comprender durante varios días que un aborto es un asesinato a toda regla. Que no se podía quitar la vida a una persona inocente.
No había forma de convencer a mi querido amigo que ese niño debía venir a la vida. Que era fruto del amor existente entre él y su mujer...
Llegó un día en el que me sentí impotente. Ese día se me ocurrió ir al Sagrario y presentarle la situación al Señor. Le dije que si Él no me ayudaba, yo no podía hacer nada. Que le había expuesto todas las razones y ninguna le convencía.
Posteriormente me fui una vez más a su casa. Se me ocurrió por un momento preguntarle cuantos hermanos tenía él. Me respondió que cinco. Le hice una segunda pregunta: ¿Qué lugar ocupas tu entre ellos? El quinto, me respondió.
Mi respuesta fue rápida y contundente. Le dije:- Si tus padres hubieran pensado igual que tú cuando fuiste engendrado, tu no hubieras nacido.
La verdad es que todo salió de forma inesperada. Ahí quedó el final de la conversación. Ya no volvimos a tocar mas el tema. Ni él me decía nada ni yo le preguntaba nada.
Cuando pasaron los nueve meses del embarazo mi buen amigo me llamó por teléfono para decirme que su mujer había tenido una preciosa niña. Que si quería acompañarle a la Clínica de San José para conocerla.
¡¡¡Que alegría más grande sentí!!!
Esa niña había nacido y deseaba con todas mis fuerzas verla. Fue un momento muy especial para mi cuando la pude coger en mis brazos, cuando la pude acariciar.
Según la niña iba creciendo, yo notaba como ella me tenía un cariño especial. Cuando en ocasiones yo iba a su casa y la tenían sus padres cogida, al verme estiraba los bracitos para venirse conmigo. En esos momentos me venía al pensamiento si la niña sabría lo que yo tuve que luchar para que ella viniera a esta vida.
Me di cuenta que mi forma de proceder para hacerle entender a mi amigo que debería aceptar su venida, fue de forma errónea. Utilicé mis conocimientos para hacérselo entender y me olvidé de esto:
QUE ANTES DE HABLARLE A LOS HOMBRES DE DIOS, HAY QUE HABLARLE A DIOS DE LOS HOMBRES.
Me olvidé de compartirle y hacerle Suya la situación, hasta que ese día me fui al Sagrario y se lo expuse, lo quedé en Sus manos.
Cada vez que me encuentro a esta niña, que ya se ha convertido en una preciosa joven, siento un cariño especial por ella. Su padre está muy feliz y orgulloso de ella.
¡¡¡Cuantas vidas podemos salvar si empleamos nuestro cariño y consejos a esas personas que se encuentran confundidas y le pedimos al Señor que nos ayude!!!.

Este es el correo que he recibido de un buen hombre, buen padre, buen amigo y...lo mejor de todo, es un buen esposo.
Espero que no se enfade conmigo por publicarlo, ya que es muy sencillo y no quiere que le echemos flores. Además, hoy no me aguanto y pongo su foto para que veáis que guapo es...(Con permiso de Manoli, su esposa)

lunes, 6 de febrero de 2017

¡¡¡No entro en ese museo...!!!!

Como he estado unos días pachucha y no he salido de casa. Ya que estoy casi bien, han llamado mis amigas animándome para salir a dar una vuelta. Con todo cariño me han animado y claro, no me he negado.
Hemos salido Ana y yo de casa, pues es mi mejor vecina y amiga. Nos hemos encontrado en Vicalvaro con Engracia y en Atocha nos esperaba Carmen.
Cuando son más de dos personas es difícil ponerse de acuerdo y una de ellas decide ir a un museo, las demás nos callamos y preguntamos a cual. Mira por donde estamos en la misma puerta del Museo Antropológico y yo aunque convaleciente de un catarrazo, me niego en rotundo y digo...¡¡¡Yo ahí no entro!!!
Se sorprenden mis amigas porque casi siempre estoy de acuerdo. Al preguntarme por que, les cuento esto:
Pedro Gonzalez de Velasco (empieza siendo Pedro y al final de la historia será Don Pedro), como decía:
" Don Pedro de Velasco nació en un pueblo de Segovia llamado Valseca, en 1815, hijo de padres labradores.
Desde muy pequeño se vio obligado a ayudar a la familia. Marchó a Segovia donde sirvió de soldado. A la muerte de sus padres decidió irse a Madrid. Tras años de estudio logra el titulo de practicante y 5 años más tarde el de cirujano.
Con el correr de los años, ya que era muy estudioso, llegó a ser Catedrático  de la Facultad de Medicina.
Pronto la fortuna le sonrío  y comenzó a ganar dinerito que dedicó a ampliar sus estudios y a coleccionar piezas de antropología o etnografía. Tal llegó a ser su colección que decidió edificar un palacete a modo de templo del saber.
Se inauguró el edificio en 1875 en presencia del Rey Alfonso XII. A la muerte de su propietario el edificio fue cedido al Estado.
Hasta aquí la historia de un gran hombre que fue reconocido y admirado. Lo que sigue....
Contaron los madrileños de entonces (que se llevan poco con los de ahora), que la única hija del doctor Velasco, siendo muy joven enfermó y los médicos poco pudieron hacer por ella y murió al poco tiempo. Tanta fue la tristeza de su padre y la impotencia por no haber podido salvar su vida, que pide y obtiene un permiso, en base a su prestigio como científico, para embalsamar a su hija y retener el cadaver en su domicilio.
En todo el proceso de embalsamamiento es ayudado por el doctor Muñoz, al parecer, prometido de la difunta.
A las pocas semanas del fallecimiento, comienza a conocerse por Madrid la noticia que el doctor Velasco y su ayudante sientan a su mesa el cadaver de su hija, como si de un vivo se tratara,
 y hablan con ella. Algunos llegan a decir que han vestido a la difunta de novia, o que la cambian de ropa varias veces.
Los rumores van corriendo cada vez más, algunos afirman que al atardecer el doctor Velasco saca a su hija en el coche de caballos y la sienta frente a él, al lado de la ventanilla.
La leyenda crece y un cierto temor se va apoderando de los madrileños, que no se atreven a pasar delante de la casa del doctor o por sus cercanías. Algunos periódicos se hacen eco del rumor y en los cafés y mentideros de Madrid no se habla de otra cosa.
El escritor aragonés Ramón J. Sender escribió muchos años después:

>La verdad parece ser que el doctor Velasco embalsamó a su hija y que su cadaver permaneció en su casa hasta la muerte del doctor. Momificado, pasó a la Facultad de Medicina donde se conserva hoy día<.

Sin duda las dos pasiones del doctor Velasco fueron, el amor a su hija y la creación de su Museo Antropológico".

Todo esto es la realidad. Pero yo me he enterado por otras fuentes, que el cadaver de esta criaturita está en el Museo Antropológico y una servidora no entra allí ni por todo el oro del mundo...vamos, que no entro.

A todo esto, estabamos en la misma puerta del que fuera Palacete y hoy museo, que dicho sea de paso es precioso desde fuera...
Después de contarles tan terrorífica historia, sentadas en un banco justo enfrente del Museo Antropológico, con un frío que hacía que se nos ha quedado el "culete" helado y las "chicas" estaban con la cara más blanca que la nieve, hemos decidido caminar, pues ya se nos había echado la hora de comer encima y hemos decidido ir al museo, si pero al Museo del jamón. Allí calentitas hemos comido una rica paella y para animarnos un poco, de segundo, unos hoevos rotos con pimientos y chistorra y patatitas que quitaban el sentido.

El Museo Antropológico está en Atocha, al lado de la estación y 20 metros más allá, en el Paseo del Prado...El Museo del Jamón. (por si os interesa)