lunes, 26 de diciembre de 2016

Tiempo de recuerdos

Estamos en plenas fiestas navideñas pero yo fiel a mi costumbre de escribir por lo menos los lunes y, como ya se me ha pasado la borrachera de nochebuena, no se me ha ocurrido otra cosa que recordar. Recordar cosas buenas y cosas no tan buenas, pero todas ellas me han hecho feliz en algún momento.
   Ahora es tiempo de los cítricos, a mi me traen momentos agradables, las mandarinas:
   Si cierro los ojos, veo a mi madre rodeada de niños...mis hermanos y yo. Ella, tiene un cesto de mandarinas (quizá lo que pudo comprar aquel día), nos va repartiendo una, otra, según nos las íbamos comiendo.
  Uno de mis hermanos las engullía, comía cuatro mientras nosotros una. No se que le pasaba pero siempre tenía hambre, comía todo lo que se le ponía por delante, hoy...ya mayor apenas come por su diabetes...
   Sigo con los ojos cerrados y veo, a todos mis vecinos en mi casa celebrando la nochebuena después de cenar. Todos cantan, bailan, dicen picardías que nosotros no entendemos pero ellos ríen. En aquellos días todos eran jóvenes.¡¡¡Que felicidad!!!
   En los años cuarenta en pocas casas se comía carne a diario como ahora. Mi madre y una vecina hicieron "cola" desde las 7 de la mañana en una carnicería para comprar cordero, lo consiguieron, las dos se trajeron a casa un cordero entero...¡¡¡Vaya cena que tuvimos!!!
   Siendo como éramos pequeños y no nos sentó mal, ahora lo veo en el súper y se me revuelve el estómago de ver la grasa.
   Os imaginaréis que no he cenado cordero en Nochebuena.

   También recuerdo a un grupo de barrenderos que todos los días pasaban por mi puerta y charlaban con mi padre. Todos eran funcionarios y casi siempre lo que más les importaba era cuando les iba a subir el sueldo el Alcalde.
   Estos barrenderos antiguos eran tres. Uno iba barriendo y haciendo montones, los otros empujaban un carrito y recogían lo que su compañero había barrido anteriormente.
    Eran conocidos por todo el vecindario y se les llamaba por su nombre. Yo del que más me acuerdo es del señor Juan.
    Este señor a mi me parecía muy mayor, un abuelo, claro que no sería muy mayor, pues en ese caso estaría jubilado.
   En la puerta de mi casa hacían una parada más larga de lo normal, pues como mi padre era Policía Municipal y ellos también eran funcionarios, se dedicaban a poner "verde" al Alcalde por aquello del sueldo.
    En estas "charlas" muchas veces intervenía mi madre, claro que a ella solo le interesaba si sabían cuando les iban a subir la paga, pues los barrenderos eran los primeros que se enteraban de todo lo que ocurría en el Ayuntamiento. Por este motivo los llamaban..."Radio Escoba".
  Cuando llegaba la Navidad, mi madre les tenía preparada una bandeja con dulces y una copita. En aquellos tiempos no había bebidas tan sofisticadas como hay ahora, solo tomaban Coñac y Aguardiente los hombres, las mujeres, vino dulce, los niños...nada.
   A estos barrenderos que recorrían el barrio con su carrito, más de un vecino les invitaba.
   Recuerdo que cuando se despedían de mis padres, veíamos desde la puerta del portal como se iban calle arriba. El que barría...ya no barría. Iban los tres sujetando el carro, mejor dicho, eran ellos los que se sujetaban al carro, caminando despacio y haciendo eses y los tres maravillosos barrenderos habían echado los útiles de la limpieza al carro...ya no podían ni con las escobas.
   Los vi hasta que cumplí 17 años que nos cambiamos de barrio pero...los sigo recordando.

   El próximo contacto lo tendremos Dios mediante ya en el año 2017, espero no faltar a la cita, a menos que me atragante con las uvas.
    Menos mal que mi vecino Manolo nos las sirve peladitas y sin pipos.

   FELIZ AÑO NUEVO A TODOS

lunes, 19 de diciembre de 2016

Un policía de Coslada

Muchas veces he comentado las hazañas de mi amigo Víctor, policía, esta creo que conté algo en el homenaje a las fuerzas armadas, pero lo hice un poco corto por aquello del espacio, hoy tengo la historia entera y la cuento como el me la mandó a mi correo electrónico, estás son sus palabras:

" A Jacinto le conocí hace unos dieciséis años. Es un mendigo, natural de la Rioja. Por temporadas se viene a vivir Coslada. Tiene que dormir a la intemperie en pleno invierno. Tirado en la calle. Al principio de conocerlo, solía venir a verme a la comisaría.
 En noches heladas de mucho frío yo solía dejarlo entrar en la comisaría. Otras veces lo metía en un vehículo policial y dábamos vueltas por el distrito, para que la noche se le hiciera menos dura.
Una Noche Buena, lo invité a pasar esa noche tan especial en mi casa, con mi familia. Le ofrecimos que se diera un baño y no te puedes imaginar como quedó la bañera de negra y sucia. Le pusimos un traje y estaba desconocido. Por cierto que, se nos olvidó darle una corbata y el bueno de Jacinto nos la pidió con la espontaneidad que a él le caracterizaba.
Una vez que cenamos nos fuimos a celebrtar la Misa del Gallo. Pasamos una feliz noche. Yo estoy convencido que para Jacinto fue la mejor noche de su vida. Él siempre que ha vuelto a Coslada la ha recordado como algo muy especial.
Hace dos meses ha vuelto a Coslada y me ha dado mucha alegría verlo. Yo le tengo un gran cariño a Jacinto. Tiene 45 años, pero últimamente ha envejecido mucho. Tiene una constante sonrisa angelical.
Todos los días se pone a pedir limosna en la puerta de la iglesia donde yo voy diariamente a celebrar la Eucaistía. Le da mucha alegría cuando me ve llegar y rápidamente me dice que este año tiene que celebrar la Noche Buena en mi casa.
Hace unos días Jacinto me pidió que le dejara entrar conmigo a la iglesia, entramos y...no te puedes imaginar el olor tan fuerte que despedía el bueno de Jacinto, le presente al sacerdote el cual pidió una pequeña colecta para dársela a Jacinto.
Todos fueron muy generosos. Le acompañé en mi coche hasta donde el me dijo, aunque no quería bajarse del coche.
Pido perdón a Dios porque yo estaba deseando de dejarlo en cualquier calle de Coslada, pues mareaba el olor que despedía. Le lleve a un bar donde pudiera comer algo y me regalo una cruz de madera  que le habían regalado en la iglesia...
Este domingo pasado me llamó a mi casa el Oficial Jefe de la policía Local de Coslada para preguntarme si conocía al hombre mendigo que se suele poner en la puerta de la Parroquia a pedir.
El sabía perfectamente que es mi amigo y que tengo mucho trato con él. Le comenté que había estado por la mañana con Jacinto. Que en dos ocasiones le había tramitado el DNI, pues solía perderlo con facilidad. Le informé de su nombre y que era natural de la Rioja. Le pregunte al Oficial si había hecho algo malo y me respondió... que acababa de darle un infarto y había muerto en la puerta de la Parroquia.
Me dio mucha tristeza al ver como mi buen amigo Jacinto había muerto solo y tirado en la calle como un perrito. En el tanatorio de Coslada donde ha estado varios días, nadie ha ido a verlo".

Este es el testimonio de mi amigo, el "Gran Víctor" como yo le llamo, porque es grande de cuerpo y alma, es buen amigo y hace todo el bien que puede con todos los que le conocemos.
Me contó muchas más cosas, pero para que no fuese más largo lo he dejado así. No me olvido de su esposa, Manoli, que le sigue la corriente y más de una vez han ido juntos a la cárcel a visitar a más de un delincuente.

Feliz Navidad a los que leáis esta entrada, a los que no la leáis, a los que os gusto, a los que no os gusto, a los que me habéis dicho que estoy muy fea en la foto, (a primeros de año cambio toda la portada) voy a poner una de cuando tenía 30 años y os vais a quedar sin habla de lo guapísima que era...ya no tengo abuela, pero mis nietos dicen que soy muy maja...ahí queda eso.
Como veis tengo buen humor¡¡

¡¡FELICIDADES A TODOS!!

lunes, 12 de diciembre de 2016

Flor de Pascua

Esta, como muchas plantas, tiene su historia y a mi me ha parecido bonita y me he dicho a mi misma: ¡Cuéntala por si hay alguien que no la sabe!

Así que ahí va la leyenda de la preciosa Poinsettia:

La Poinsettia es una planta que crece salvaje en México y la llaman *Flor de la Nochebuena* porque sus hojas, verdes, cambian de color en Diciembre volviéndose rojas.
En 1830, el botánico Joel Roberts Poinstt, la catalogó y se empezó a cultivar en los Estados Unidos como planta decorativa. (Como veis, le puso el nombre de su apellido).
El motivo de que esta planta de hojas verdes cambie de color en el mes del Nacimiento del Señor, nos lo cuenta esta leyenda:

Era costumbre en México que los fieles llevaran algún pequeño regalo que ofrecían al Niño Jesús durante la misa de Nochebuena.
Un muchachito llamado Pablo, se sintió muy triste cuando esa noche no tenía que llevarle nada al niño. Era demasiado pobre y no tenía nada que ofrecerle. Se escondió en un rincón de la iglesia y, arrodillado, lloró amargamente. Las lagrimas resbalaron por su cara y caían al suelo.
De pronto, ante sus ojos, una preciosa planta empezó a crecer, sus hojas eran de un rojo encendido estaban dispuestas en forma de estrella y en el mismo centro, un manojito de menudas flores amarillas la inundaban de luz.
Pablo supo que aquel era el regalo que Dios le enviaba para ofrecer a su hijo recién nacido y feliz como nunca, depositó aquella estrella preciosa a los pies del pesebre.
Así dicen que pasó y que desde aquella noche la Poinsettia se vuelve roja en Navidad.

Dicen que trae buena suerte que te la regalen, yo ya la tengo en casa regalo de mi hijo, por lo tanto, hijos, regalarle una a mamá, a la yaya, a la suegra...bueno, a quien queráis, pero regalar una.

Todas las costumbres son bonitas, no dejemos de seguir las nuestras que son preciosas, os cuento una Catalana que me ha parecido preciosa:

Era creencia popular en muchos lugares de Cataluña que, en la noche del 24 de Diciembre, durante la misa del gallo, la Virgen bajaba a la tierra acompañada por un cortejo de Ángeles, entraban en una casa y sentándose al lado de la chimenea cambiaba los pañales al Niño Dios al calor de la lumbre.
Como no se podía saber que casa escogería la Virgen para tal menester, todas las chimeneas quedaban encendidas y se dejaba dispuesta en cada hogar una fuente con dulces y una jarra de leche por si a Nuestra Señora le apetecía comer algo.
En los pequeños pueblos de montaña, aún se conserva esta costumbre.

¡¡¡Que costumbre tan bonita!!!

Si algunos de mis amigos Catalanes tiene una casita en la montaña, ruego que me diga si se sigue celebrando esta bonita costumbre. ¡Ya me gustaría a mi poder celebrarla!

Por cierto, cuando ha leído mi hijo el cuento de las arañitas, ha echado en el árbol de Navidad tantas y tantas guirnaldas como las arañitas echaron en su día y...aunque no lo creáis, ha quedado...cargado pero muy bonito.

lunes, 5 de diciembre de 2016

¡Fiestas ! ¡Fiestas! y más ¡Fiestas!

Esto es lo que tiene el mes de diciembre, muchas fiestas y por ello se nos pasa volando. Esta semana, no hay un "puente" lo que hay es un "acueducto".
 Empezamos con el día de la  Constitución, dos días más tarde La Purísima Concepción y apenas un par de semanas después...llega la Navidad.
Empezamos por la Constitución Española. De la última claro está, no de esa que llamaron La Pepa en 1812, no, la de 1978.
Ahora están otra vez, que la quieren cambiar, pues que la cambien, yo no la voy a votar lo mismo que no vote con la que tenemos. La cosa no la veía clara, dejaba en muy mal lugar a la mujer, no es de extrañar pues los señores que la hicieron eran más machistas que la madre que los...
Luego tardaron más de un mes pensando...¿Y que diréis que pensaban? (Esto para los más jóvenes). Pues no sabían si decir:" Queda constituida, o...Hemos constituido". Imaginaros a aquellos hombres tan sabios dándole vueltas a la cabeza hasta decidir que decían. La verdad es que no me acuerdo por que frase se decidieron, el caso es que hubo Constitución.
Bueno, la fiesta de la Virgen creo que se celebra en todo el mundo catolico, así que desde aquí felicito a las Concepción, que nosotros en España las llamamos Conchitas, aunque creo que en otros países Concha, es otra cosa.
Y ahora una bonita leyenda de Navidad titulada:
 Las arañas de Navidad.
Hace mucho tiempo, en un pueblecito de las montañas de Harst, en Alemania, empezaban a prepararse para la Navidad y como era costumbre, todas las señoras escoba en mano se dispusieron a dejar todo reluciente.
En una de las casas, una araña había establecido su nido en las vigas del comedor y cual no sería su miedo al ver que la escoba se acercaba peligrosamente a sus pequeñas hijas. Así que las llamó a todas y se escondieron un poco más arriba, justo en un pequeño hueco entre los ladrillos y allí se quedaron escondidas dos o tres días, hasta que una noche vieron algo asombroso:
Del mismo suelo del comedor había brotado un árbol centelleante de luces y lleno, desde la raíz a las puntas de toda clase de cosas brillantes y deliciosas. Las pequeñas arañitas apenas podían contener su impaciencia, pero la madre araña no las dejó salir del nido hasta que toda la casa estuvo en silencio.
Entonces las arañitas se deslizaron por sus hilos y bajaron hasta el árbol para ver de cerca todas aquellas maravillas. Pasearon arriba y abajo mirándolo todo, tocando los adornos con sus patas y dando tantas vueltas que, al final, todo el árbol quedó envuelto en una gran masa de telarañas y había perdido todo su esplendor.
Justo aquella noche era la noche en que Santa Claus llegaba  a las casas para dejar sus regalos. Se rió mucho viendo lo felices que eran las arañas, pero también sabía que los niños se pondrían tristes cuando vieran su árbol tan sucio y gris, así que les preguntó si querían quedarse en el árbol para siempre. Algunas dijeron que si y otras decidieron volver a su nido.
 Santa Claus sopló sobre el árbol y, las que quisieron quedarse, se convirtieron en arañitas doradas y sus hilos en bonitas y brillantes guirnaldas que colgaban de las ramas del árbol, haciendo que este fuera aún más bonito.
Y esta es la razón por las que muchas personas ponen arañas y cintas doradas en los árboles de Navidad.

Dentro de unos días sacaré la caja donde están las figuritas del Belén y las guirnaldas de colores, espero ver también las arañitas que se hayan quedado conmigo otro año más.