martes, 23 de febrero de 2016

La enfermera desaparecida

Esperando que se os haya quitado el susto o la pena, como queramos llamarlo por mi última entrada llamada "El hombre del saco", voy a seguir asustando un poco ya que, como estamos en pleno concurso de los Blogs del periódico, "20 minutos", a ver si asusto a mis compañeros y me votan ( ya que quizá, sea la mayor de todos y les de pena), para que gane el primer premio. El año pasado quede en la "cola", jajaja.

Por supuesto que ellos son todos mejores que yo...Y mucho más jóvenes.

Esto es una leyenda urbana que ha caído en mis manos, me ha dado un repelús...

Es una impactante historia que le pasó a un taxista, lo cuenta así:
-Nunca olvidaré mi primera semana con el taxi. Era novato y estaba un poco nervioso, aunque feliz con mi nuevo trabajo.
El tercer día por la noche cuando ya estaba regresando a casa, vi a una enfermera haciéndome señales para que parara y la subí al taxi. Iba vestida de uniforme y parecía bastante nerviosa, pero yo no le pregunté nada. Me pidió que la llevara a la parada de metro más cercana y así me dispuse a hacerlo.
Al poco tiempo, justo cuando estábamos pasando por debajo de un puente, la enfermera abrió la puerta trasera ¡y saltó del coche en marcha! Como no iba muy rápido, pude frenar rápidamente aunque sin ver el coche que venía detrás de mi y que me dio de pleno en el parachoques.
Bajé más blanco que una hoja de papel y le pregunté al tipo si había visto a la enfermera saltar.
-¿Que enfermera? Lo único que he visto es como la puerta trasera de su coche se abría de repente. ¿Por eso ha parado en seco, no?
Insistí en el tema de la enfermera y el hombre hasta se puso conmigo a revisar el arcén de la carretera, pero allí no había nadie.
Al final hicimos el parte, él me tomó por medio loco y yo me fui a casa medio aturdido.
Aparqué y, al girar la llave para apagar el motor, miré por el retrovisor ¡¡y allí estaba ella!! Sentada en el asiento trasero y con la cara ensangrentada:
-Usted me dijo que me iba a dejar en el metro mas cercano.
-No recuerdo que pasó después porque me desmayé y me desperté al día siguiente.
A la noche siguiente los compañeros taxistas de la parada me veían muy raro, me preguntaban qué me pasaba pero a mi me daba vergüenza explicarlo.
Entonces, uno de ellos dijo en voz alta:
-Otro al que le ha tocado llevar a la enfermera. (¿)

Lagarto, lagarto...Esto lo digo yo.

Según mis informes, este pobre taxista ya no volvió a ejercer. Estuvo mucho tiempo en tratamiento Psiquiátrico.

martes, 16 de febrero de 2016

Espeluznante

Creo que casi todos, o todos, habréis oído hablar en algún momento, sobre todo cuando éramos pequeños, del "Hombre del saco".
 Yo recuerdo desde mi niñez, como asustaban a los niños diciéndoles, "Como no te portes bien llamo al hombre del saco", esta frase era muy frecuente, lo que no era frecuente es que no nos contasen quien era este "buen señor". Pues bien, hoy me he enterado.
Solo tenía que comprar el pan de diario, por ese motivo tenía tiempo suficiente para darme un paseo y tomar el sol y el fuerte viento que hacía hoy por  mi barrio.
Al pasar por la Biblioteca me he dicho. -Voy a leer un periódico. Ya mirando por aquí y por allá decido leer alguno antiguo. Entonces he pensado leer alguno de cuando yo nací, que ya era bien antiguo. Pero, no. Me he decidido por buscar uno del año que nació mi padre y...¡Ojalá! no lo hubiese hecho.
Esto lo he leído en ABC del 11 de agosto de 1910.
 Os advierto que lo que he leído, me ha dejado impresionada durante todo el día y creo que me va a durar para muchos más:
Ocurrió en el pueblo de Gádor, provincia de Almería.
El Moruno está enfermo, Tuberculoso. Conoce al viejo Leona, que además de su fama de hombre malo, también es curandero.
 La familia del Moruno le consultó sobre la enfermedad de este.
-El remedio es sencillo. dijo;-con que beba la sangre caliente de un niño y con que le pongáis después- las mantecas del propio niño sobre la tapa del pecho, ya está curado.
Y aquellos salvajes se les ocurrió poner inmediatamente en practica aquel terrible plan curativo.
La víctima fue el niño Bernardo González que se estaba bañando en el río con varios amiguitos de su edad. Tenía 7 años.
 Los feroces criminales le engañaron diciéndole que iban a coger brevas y que lo llevarían después a su casa; el chaval los acompañó voluntariamente. Cuando habían caminado un buen trecho, el niño sospechó y quiso retroceder, fue entonces cuando le metieron en un saco.
Cuando llegaron a su destino los esperaba la repulsiva vieja Agustina Rodríguez, madre del "angelito" que se tenía que beber la sangre. También espera el Moruno, con una olla con la paciencia de un tigre, la hora en que había de ser sacrificada la vida de un niño.
No quiero contar como lo hicieron pues está bien reflejado en el periódico, pero como es tan espeluznante, solo diré que,  el pobre niño, no tuvo salvación, más tarde fueron arrestados, condenados y ajusticiados sus asesinos, incluida la tal Agustina, que aunque hace muchos años, se ve que la justicia era rápida en aquellos tiempos. No como ahora, que seguro que estaban a "pan y cuchillo", comiendo sin trabajar esperando un indulto.
A todo esto, se sabe que el precio de la operación fueron 3.000 reales.
Después de haber leído todo esto, aún me han quedado ganas de saber si todo esto era cierto. Lo he comprobado en Internet y, si, todo es tal como yo lo he leído en ABC.
Si queréis comprobarlo, solo tenéis que poner..."El hombre del saco" y veréis también las fotografías de tan esperpénticos asesinos. También podéis conocer los detalles que yo no os he contado por aquello de no herir más sensibilidades.

El hombre del saco o sacamantecas, perduró mucho años, pues todavía mis hijos se acuerdan de haberlo oído.
En una ocasión, hace de esto unos cuarenta años, se corrió un bulo, ¿O no? El caso es que se decía que cogían a los niños, los metían en un camión y les sacaban la sangre.
Recuerdo como estaban los niños jugando en la calle y se oía -"El camión de la sangre"- Todos ellos corrían como alma que lleva el Diablo hacia su casa...bueno aquello pasó.

Todo esto es muy triste, pero con ello quiero hacer un pequeño homenaje a las pobres víctimas inocentes que sufren acosos, golpes, palizas y hambre, siempre por culpa de los mayores.

martes, 9 de febrero de 2016

Anestesia Epidural

Cuando empezó a ser frecuente esta anestesia, o sea, la epidural, mi madre nos contaba que a ella, allá por el año 1934, la operaron de apendicitis con esta anestesia. Nosotros, sus hijos, que no se nos ocurrió estudiar fechas y nos creíamos más listos que nadie, lo pasamos por alto. Ahora que se cumplen 130 años del nacimiento del descubridor de la epidural, han caído en mis manos datos que me ha encantado conocer. Seguro que muchos de vosotros ya los sabéis, pero si algún despistadillo como yo no lo sabe, ahí va lo que he encontrado:
La anestesia epidural supuso un antes y un después en el mundo de la cirugía, sobretodo en, la obstetricia .Durante muchos años se le atribuyó a un médico italiano, pero el cirujano argentino Alberto Gutiérrez demostró que había sido Fidel Pagés, un medico español y además aragonés, por si era poco. Esto ha permanecido décadas en la sombra, pero ahora al cumplirse 130 años de su nacimiento es el momento de reivindicarlo.
Don Fidel Pagés Marivé, nació en enero de 1886, se quedo huérfano de padre cuando sólo contaba con 7 años. En 1908 se licenció en Medicina y Cirugía por la Universidad de Zaragoza con premio extraordinario.
Ese mismo año ingresó en el cuerpo médico del ejercito y le enviaron a Melilla como segundo oficial médico. Allí le impresionó el sufrimiento de los heridos y la carencia de recursos médicos y anestesiológicos.
En 1919 durante la primera Guerra Mundial, participó en la fundación de la "Revista Española de Cirugía", en esta publicación apareció, dos años después, su primera mención a lo que conocemos como anestesia epidural.
El año 1921 fue decisivo, ya que volvió a Melilla para atender a las maltrechas tropas españolas. Allí organizó un hospital de campaña donde, junto con un equipo de cirujanos, salvó la vida de muchos soldados gravemente heridos.
Ascendió a comandante médico.
 El 21de septiembre de 1923 falleció en un accidente de tráfico cuando volvía a Madrid con su familia tras haber pasado las vacaciones en Guipúzcoa.
Su prematura muerte, a los 36 años, dejó inacabada su obra científica y médica, pero su técnica le sobrevivió y, en 1935, empezó a aplicarse en partos.

Pienso que de haber vivido más años, seguro que tendríamos un Premio Nobel mas en España.

¡¡¡Que pena que ya no viva mi querida mamá. Yo iría y le pediría perdón por no haberla creído cuando nos contó su experiencia con dicha técnica!!!
También mi madre decía que, los españoles siempre llegamos tarde...tenía mucha razón, ya es demasiado tarde para decir...¡¡Mama!! te creo...te pido perdón por creerme más lista que tu, cuando en realidad nunca lo he sido. Si que he tenido más posibilidades que tu y, gracias a ti, aprendí muchas cosas, pero lo que más te agradezco y te agradeceré mientras viva, es...que te preocupaste mucho de que aprendiera a leer, ¿sabes una cosa mamá?  ¡Hoy lo hago muy bien!.
Muchos domingos en la parroquia, cuando leo la lectura que me corresponde, pienso, ¡Me verá mi madre!
El próximo viernes empezamos los Vía Crucis. Voy a participar en varias Estaciones...estate atenta mamá, lo haré bien, y más, pensando en ti...

lunes, 1 de febrero de 2016

Lo más importante del cuerpo

Cuando sentimos algún malestar siempre creemos que ese sitio donde nos duele es el más importante del cuerpo.
Yo creo que lo más importante son los ojos, por ese motivo y después de haber pasado mi "linda" bronquitis, que me ha dejado medio "patidifusa", he aprovechado que iba a ver a mi doctora y le he pedido que me mande al oftalmólogo para que me hiciera una revisión. Ya se que no tengo nada pero cada año me hacen una revisión para prevenir el Glaucoma, enfermedad que tuvo mi madre y dicen que es hereditaria, por ese motivo, todos mis hermanos y yo, damos la "matraca" a nuestros respectivos médicos para que nos digan como vamos. (De momento, todos bien)
Estando en el Hospital del Henares y mientras esperaba mi turno, llegó un conocido del barrio, nos saludó a mi y a mi hijo que me estaba acompañando. Nos preguntamos el motivo de la visita al doctor y nos soltamos el rollo cada uno de nuestra posible dolencia.
Cuando le conté mis miedos a la enfermedad ocular, el joven, que es casi de la edad de mi hijo, me contó:

Mi madre me preguntó una vez cuando era un crío: -¿Hijo, cual crees que es la parte más importante del cuerpo?
En aquellos años, los sonidos de la naturaleza me fascinaban y, por eso, le respondí:
-Mis oídos mamá. Y ella me contestó:
-No, muchas personas son sordas y saben desenvolverse perfectamente en el día a día.
Unos años más tarde, volvió a plantearme el mismo dilema. Yo había reflexionado y creía tener la respuesta:
-Mamá, creo que la vista es lo más importante. Pero, al parecer, yo aún seguía sin resolver el enigma:
-No. Piensa en cuantos ciegos hay que, sin sus ojos, salen adelante.
A lo largo de los años, había vuelto a surgir la misma cuestión sin que, por mi parte, hubiese llegado a una conclusión acertada.
Hace unos meses, falleció mi abuelo y, aunque era muy mayor, todos lloramos, pues nos había abandonado alguien muy importante para nosotros. Ese día, mi madre me abrazó muy emocionada y me dijo:
-Hoy quiero que sepas cuál es la parte más importante del cuerpo. Es tu hombro, porque puede sostener la cabeza de un ser amado cuando llora. Sólo deseo que tengas amor y amigos y así siempre contarás con un hombro donde llorar cuando lo necesites.

Me dejó cavilando, pensando y casi totalmente fascinada. ¡¡Hay que ver que muchachos tan listos tenemos!!
En cualquier momento te echan una mano y te quitan el miedo a lo que has pensado que te pueda ocurrir. Ahora sigo pensando que este joven o su mamá, tienen toda la razón del mundo.
¡¡¡En ciertos episodios de nuestra vida!!! ¿Cuánto hemos necesitado un hombro?...Yo, más de una vez.