martes, 28 de abril de 2015

Yo tenía un camarada...

Yo tenía un camarada es una marcha fúnebre tradicional de las Fuerzas Armadas de Alemania. La letra fue escrita por el poeta germano Ludwig Uhland en 1809. Después ha sido cantada en casi todos los países en los entierros de soldados, e incluso en el de algún Jefe de estado como ocurrió en España cuando murió el General Franco.
Yo recuerdo siendo muy joven haberla cantado cuando íbamos con las monjas de vacaciones o de excursión, pues entonces la cantaban todos los jóvenes y niños del Frente de Juventudes y, claro nosotras no íbamos a ser menos y casi siempre cuando caminábamos hacia el monte, el paseo o la playa, "berreábamos" esta y otras, como Montañas Nevadas, que claro está les habíamos copiados a los "flechas". Todo esto nos hacía muy felices, hoy recordándolo, también me siento contenta. Pero no era esto lo que yo quería contar. Es lo siguiente:
"Yo, tenía un camarada, pues no se si todavía lo tengo".
Mi buen amigo, llamémoslo Juan, ha sido siempre un buen amigo, un caballero, inteligente, trabajador...un buen hombre. Nos contábamos nuestras cosas, como iban los estudios de nuestros hijos, los libros que leíamos. Nos mandábamos los artículos que escribíamos para opinar si eran buenos o malos, en fin, teníamos confianza y afinidad.
Era tan maravilloso que se me hacía difícil pensar que no era feliz con su esposa, de la que no se había separado por el bien de los hijos.
Hace un mes aproximadamente me dijo que tenía que pedirme un consejo, que si estaba dispuesta para aconsejarle. Lógicamente me intrigó y le dije que soltara lo que fuese pues me moría de curiosidad. Enseguida me mandó un correo diciéndome que había conocido a una mujer a través de Internet y que se había enamorado de ella y estaba dispuesto a todo, por ello quería saber mi opinión:
De momento, como el es mi amigo y le quijero como tal, sin pensármelo mucho le conteste que adelante, que no debía de perder el último tren, pues ya no es un niño y lo que yo quería es que fuese feliz lo que le quede de vida.
Se puso muy contento y me contestó que sinceramente no esperaba una respuesta así de mi parte, esperaba que iba a sermonearle. "Pensé que una persona como tú eras mas rígida y más chapada a la antigua" (Palabras textuales suyas).
Después de estas palabras, me puse a pensar. Yo a su esposa la conozco poco, la última vez que hable con ella fue en Navidad. Es una señora encantadora, o eso me parece a mi. El caso es que esto me hizo pensar, después de varios días después me dijo que pensaba irse con su "ligue" a vivir a Italia, de donde es la "buena señora".
También me contó que sus hijos y claro está su esposa estaban de uñas con él, esto de las uñas lo digo yo, el caso es que contenta la familia no está.
Automáticamente, pensé un  poco, luego mucho, más tarde me puse del lado de la esposa de mi amigo, encendí el Ordenador y le mande un correo, en el cual le decía entre otras cosas:
"Creo que esto lo debías de haber pensado antes, pues  lo que  vas a hacer con tu esposa es una faena" En realidad, no dije faena, dije una palabra malsonante.
Desde ese día, no he vuelto a saber nada de él.
Ya no se si se ha ido a Italia, si está en Madrid o si le han dado una paliza sus hijos (que es lo que se merecen los "hombres" que actúan así), y lo han matado.
Todos los días leo los periódicos y escucho las noticias, pero no veo su nombre en los sucesos.
La verdad, es que estoy en una incertidumbre, no se que hacer, el correo lo tiene bloqueado, en su blog no escribe y no me atrevo a llamar por teléfono por si se ha ido...aunque no lo creáis, estoy muy preocupada, no se que hacer.
Si alguno de vosotros ha pasado por algo parecido que me aconseje.
Siento mucho no saber nada de mi camarada.

martes, 21 de abril de 2015

El manzano

Hace muchos años, había un manzano muy cerca de la casa de un niño que lo adoraba y pasaba todos los días jugando alrededor de él.
Gateaba por las ramas, rodeaba el tronco y muchas veces se tumbaba sobre la hierba a la sombra de tan hermoso árbol.
El pequeño creció y nunca jamás volvió a ser su compañero de juegos.
Un día, regresó ya hecho un muchacho y el árbol le dijo:
¿Juegas conmigo?.
Pero este le respondió:
-Ya no soy el niño de antes, lo que ahora quiero son juguetes y no tengo dinero para comprarlos.
Te sugiero que cojas todas las manzanas y las vendas, le contestó el árbol. Pero, tras hacer eso, se marchó dejándolo solo otra vez.
Transcurrieron unos años hasta que, ya hecho un hombre, volvió bajo su sombra protectora.
¿Vienes a jugar conmigo?, le preguntó el manzano.
.No tengo tiempo, he de trabajar para mantener a mi familia. Necesito una casa. ¿Puedes ayudarme?. Y éste le respondió:
Coge mi madera y constrúyela.
Y así lo hizo.
Pasaron muchos, muchos años, sin que el manzano supiese nada de aquel, primero niño, luego adolescente y más tarde hombre, cuando un día se acercó un anciano con bastón, que era su amigo.
El árbol le dijo:
No tengo nada que ofrecerte, pero puedes apoyarte en mi seco tronco para descansar.

Esta podría ser la historia de cada uno de nosotros. El árbol son nuestros padres, que a lo largo de la vida nos lo dan todo, o al menos lo que pueden en cada caso, y nos apoyan siempre sin pedir nada a cambio y, nos ofrecen "su tronco" para que descansemos de las vicisitudes de la vida.
Por muy mayores que seamos y cuando ya no están con nosotros, ni un sólo día dejamos de recordarlos...¿Verdad que sí?

viernes, 17 de abril de 2015

Ave que vuela...

La frase "Ave que vuela a la cazuela" la hemos oído muchas veces, es muy común en los pueblos por aquello de que se pueden cazar.
En una ocasión, de esto hace muchos años, vi, estando en el pueblo con los abuelos, que uno de mis tíos a la vuelta de su trabajo en el campo llegaba tan contento con una enorme ave, dijeron que era una avutarda. Yo entonces no conocía a tan enorme pájaro, que por supuesto fue a la cazuela guisada por mi abuela. Ya siendo mayor también la comí una vez por Navidad cocinada por mi madre, que dicho sea de paso, cocinaba muy bien.
Hoy no va la cosa de aves.
Va...de erizos.
Los domingos a la salida de misa nos entretenemos saludándonos unos con otros, pues ya no nos vemos hasta el siguiente.
Hay mucha gente mayor, pero especialmente tenemos un matrimonio que pasa de los 80 años que son encantadores. Como tantos mayores, estos se han venido a Madrid dejando su pueblo, no por gusto, sino que al ser tan ancianos no tienen más remedio que vivir donde estén cerca de sus hijos y, sus hijos son nuestros vecinos.
Aunque son varias las personas mayores, esta parejita especialmente es muy querida incluso por los jóvenes que les saludan y les besan cariñosamente, después ellos y yo caminamos hacia nuestros respectivos domicilios que se encuentran muy cerca uno de otro.
El domingo pasado cuando íbamos caminando hacia casa, la anciana mirando las mangas de mi chaqueta que sobresalían de la capa, al fijarse me dijo que si llevaba un erizo en la manga. Me eche a reír pues lo que Simona (que así se llama nuestra encantadora viejecita) veía, era un remate que yo le había puesto tejido de una especie de lana, que no es lana, y que después de tejido queda como tieso.
Como me vio con cara de sorpresa me dijo que si sabía lo que era un erizo, le contesté que si y que lo había visto en casa de mis abuelos y por supuesto en los reportajes de la TV. y en los libros.
Entonces ella me dijo que en su pueblo cuando se encontraban uno...se lo comían.
Ante mi estupor, me contó que era tal el hambre que pasaban en los años de la posguerra que se comían todo lo que pillaban. Les pregunté que como le quitaban los pinchos y me contó el proceso:
Según me dijeron, cuando lo mataban lo tenían que "socarrar" lo mismo que hacían con los marranos; después lo tenían que dejar lo menos tres noches al aire para que se le fuera el olor, luego lo guisaban estofado y bien cocidito, pues creo que es la carne muy dura, pero que estaba muy bueno después de guisado.
Como era la hora de la comida y mi estómago necesitaba alimento, me estaba poniendo mala de pensar lo que habían hecho con el pobre erizo.
¿Qué pensarían los ecologistas de hoy?
Pues, digo yo.
 En aquellos tiempos no había ecologistas y si los había seguro que se comían también todo lo que pillaran.
 Ahora creo que son los erizos especie protegida...
Mi reconocimiento a todos aquellos hombres, mujeres y niños que se tuvieron que alimentar de lo que hoy a nosotros nos da repelús. Ellos no tenían Supermercados, ni neveras, ni los yogures que a nosotros nos sobran, ni siquiera PAN tenían. Por eso, aunque nos de pena por la fauna protegida, os digo...hicisteis bien, pues comisteis...lo que fuese, para sobrevivir.

lunes, 13 de abril de 2015

El zar y la camisa

Este zar de mi cuento el pobre estaba pachucho, o sea, muy enfermo y preocupado por los malos pronósticos que le habían dado sus doctores.
Reunió a sus súbditos y les dijo:
-Daré la mitad de mi reino a quien me cure.
Los sabios de la corte se reunieron a deliberar, pero por más vueltas que le dieron a sus sabias cabezas, no encontraban la solución.
De repente uno de ellos se levantó y les propuso lo siguiente:
-Si encontramos a un hombre feliz, que le compren la camisa y que el zar se la ponga. Eso le curará.
Enseguida salieron de palacio emisarios en busca de ese hombre feliz, aunque no aparecía por ninguna parte.
Unos eran ricos pero estaban enfermos; otros gozaban de una salud de hierro, pero eran pobres como las ratas; también los había que, ricos y sanos, se quejaban de su mujer o de su hijo...

Una tarde que el hijo del zar había salido a cazar con unos amigos, pasó delante una humilde cabaña y escuchó lo siguiente:
-Hoy he trabajado y he comido bien. Me puedo ir a la cama satisfecho y feliz.
Al momento, quiso conocer a ese hombre y comprarle la camisa, pero resultó ser tan pobre que ni camisa tenía.

Esto nos debería hacer reflexionar que la felicidad no está en las riquezas materiales ni en desear lo que no tenemos, si no en agradecer cada día lo que la vida nos ofrece, aunque pueda parecer insignificante.

Me temo que el pobre zar, no se curó de su rara enfermedad...

viernes, 10 de abril de 2015

Las manos de todos

Otro "sermoncillo" de mi buen amigo Víctor, dice así:
Esta mañana he podido comprobar una vez más donde están las manos de Dios. Ayer murió un compañero y amigo de trabajo de mi comisaría. He ido al cementerio de San Fernando donde sus familiares se encontraban con un gran dolor. No me ha resultado fácil congregar a todas las personas que estaban en el tanatorio para pedirles que íbamos a rezar por el eterno descanso de Bernardo. No penséis nunca que soy un súper nada. Que aunque en muchas ocasiones hablo más de la cuenta, soy bastante tímido y me cuesta muchas veces "echarme para adelante". Una vez que hable con la esposa e hijo de Bernardo e intenté transmitirles un poco de consuelo y paz, les expuse la posibilidad de que rezáramos por su eterno descanso. La propuesta fue muy bien acogida y el ambiente que había de todas las personas hablando, cambió radicalmente. Dije una palabras a todos los allí reunidos respecto a la propaganda que se está haciendo de que "probablemente Dios no exista", yo les podía asegurar que Dios existe porque me he encontrado con Él.
Precisamente en la sala que se encontraba el cuerpo sin vida de Bernardo, hace diez años estuvo mi hija Obdulia, su forma de aceptar el paso de esta vida a la otra me hizo ver una vez más que Dios existe cuando una joven es capaz de aceptar con la paz y tranquilidad que ella lo realizó.
Os puedo asegurar que pude ver  como el Señor se estaba haciendo presente en esos momentos entre nosotros. Rezamos un misterio del Rosario y la Letanía a la Madre. Fue impresionante ver como todo el dolor y llanto que había antes de empezar a rezar, se había convertido en una gran PAZ.
Di gracias a Dios porque en esos momentos yo había sido Sus Manos y Su Voz. Él había llegado al corazón de todos los presentes a través de mi persona. ¡¡¡YO FUI SUS MANOS!!!
Cuando de vuelta me disponía a ir a mi casa, por la N-II, a la altura del puente de San Fernando, vi una chica joven de color, que por cierto tenía un físico bastante agraciado y pensé que no era lugar donde podía estar una joven sin peligro. Algo me decía que esta mujer me podía necesitar y paré el coche.
Se encontraba con bastantes bolsas de comida que había comprado en el cercano Carrefour que como sabéis está en un descampado donde solo se puede ir en coche.
Me pidió si podía atravesarla a la otra parte de la autopista para poder seguir hacia su domicilio.
En ese momento pude darme cuenta que yo era LAS MANOS DE DIOS para esta  ciudadana nigeriana. ¿Cómo iba solo a llevarla a la otra parte de la autopista? Aunque tenía que dar un poco de rodeo, decidí llevarla a su casa. Por el camino decía, "que Jesús se lo pague"
Le comenté que yo era creyente y que por eso fundamentalmente había parado a ver si me necesitaba.
No le pude decir que yo ERA LAS MANOS DE DIOS. Pero si amigos, en mi estaban LAS MANOS DE DIOS. Mis manos, eran SUS MANOS.
Me vine muy contento a casa al ver que el Señor se vale de nosotros para poder llegar a los demás.
Sus manos son las tuyas, Él quiere valerse de nuestras manos.

Los que me seguís ya conocéis los "discursitos" de Víctor, por eso os digo que su querida hija Obdulia murió con 25 años. Hacía seis meses que se había casado.
¡Que paséis un feliz finde !

lunes, 6 de abril de 2015

La laguna congelada

Antes de empezar con este pequeño relato, quiero felicitar a todos los cristianos en LA PASCUA DE RESURRECCION.
A los creyentes, a los no creyentes, que no por eso dejan de ser hermanos nuestros e hijos de Dios. A algunos que se dicen ateos y luego resulta que son mejores que nosotros, en fin, a todo el mundo...
Después de este pequeño inciso, paso a contaros una historia, cuento o relato que me ha gustado mucho.

Dos niños estaban patinando sobre una laguna congelada. El día había empezado con un sol tibio de invierno, pero acababa de comenzar a nevar, por eso decidieron volver a sus casas.
Y fue cuando se encontraban cerca de la orilla, donde la capa de hielo era más fina, cuando uno de los pequeños cayó al agua.
Cuando su amiguito vio que daba manotazos intentando salir y que, cada vez más agotado, se hundía en el agua, fue a buscar una piedra y empezó a golpear el hielo con todas sus fuerzas.
Al principio se resistía, pero, sin perder la calma, fue a buscar una roca de mayor tamaño y la dejó caer junto a su amigo.
El hielo empezó a cuartearse y, al hacerse más grande el agujero, pudo sacarlo fuera vivo.
Cuando llegó el equipo de salvamento y vieron lo sucedido, no podían creerse lo que había conseguido aquel niño.
-Con esas manos tan pequeñas, ¿Cómo lograste romper tú solo el hielo para rescatarlo?, le dijeron.
Entonces apareció un anciano que les dijo:
-Yo sé cómo lo hizo.
-¿Cómo?, le preguntaron asombrados.
-No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo, contesto el sabio  anciano.

Y ASÍ ES, LA CONFIANZA EN TI MISMO HARÁ QUE LOGRES TODO LO QUE TE PROPONGAS, A PESAR DE LA OPINIÓN DE LOS DEMÁS.