jueves, 28 de febrero de 2013

El estudiante extravíado

Para aquellos que les gustan los misterios, como a mi buena amiga Charo, que quiero asustarla mucho y no lo consigo, para ellos, va esta historia.

En cierta ocasión un estudiante fue al bosque de su ciudad para preparar un trabajo de la universidad.
Tenía que recolectar diversas plantas y catalogarlas.
Estaba tan entusiasmado, que no se dio cuenta que se estaba adentrando en una noche oscura.
Cuidaba sus pasos para no tropezar, lo único que podía distinguir era la Luna y las estrellas.
De pronto distinguió una pequeña cabaña en medio del bosque, se dirigió a ella para pedir refugio hasta el amanecer.
El estudiante llamó a la puerta unas cuantas veces y nadie le abrió.
Al ver que nadie se encontraba dentro decidió pasar sin ser invitado. La cabaña parecía haber cambiado de tamaño, no aparentaba ser tan grande desde fuera. Había muchas puertas y un largo pasillo.
Vio que en las paredes de la morada había extrañas pinturas de personas con aspecto siniestro, al pasar parecía que lo seguían con la mirada provocándole un escalofrío y apenas podía moverse.
Tras vencer sus miedos continuo por el pasillo hasta encontrar un habitación donde pasó la noche.
A la mañana siguiente, hacía una hora que había amanecido, decidió abandonar la cabaña y finalizar su trabajo.
Se levantó de la cama y al salir al pasillo se quedó helado...
En las paredes no había ningún cuadro...solo ventanas.

¡¡¡Ahí queda eso...!!!

lunes, 25 de febrero de 2013

Un tal John

Todo el Mundo conoce a este señor, Jhon Stith Pembeton. Quizá por el nombre no os suene pero es seguro que habéis oído hablar de él.
El buen hombre nació en Georgia (EEUU), estudió medicina y farmacia (entonces las carreras eran más fáciles), pero no hay que quitarle mérito. Se graduó a los 19 años, trabajó como médico y cirujano (estamos hablando de 1850) y luego se especializó como farmacéutico. Fue partidario de los principios botánicos, elaboraba medicamentos con plantas, experimentó con sus fórmulas y patentó sus primeros descubrimientos. En 1853 se casó. Al año siguiente tuvo su único hijo.
El negocio de John prospero, a finales de 1855 se trasladó a una hermosa casa donde el farmacéutico tuvo más espacio para su laboratorio. Elaboró tintes del pelo, perfumes y productos para el revelado de fotografías.
La guerra de Secesión, que tuvo lugar entre 1861 y 1865, marcó un antes y un después. Se alistó de teniente en el ejercito Confederado y resultó herido en el pecho. La lesión le provocó dolores de por vida y, para mitigarlos recurrió a la morfina, sustancia a la que se volvió adicto. Finalizada la contienda, retomó su actividad como farmacéutico, asociándose con un acaudalado médico. El negocio de ambos marchó viento en popa por la demanda de tónicos medicinales en los estados del Sur. John se trasladó al estado de Atlanta donde abrió una nueva empresa. La fama como farmacéutico empezó a extenderse hasta el punto que fue nombrado miembro del consejo de administración del Atlanta Medical College, donde enseñaba medicina.
Cumplidos los 50 años, una obsesión empezó a apoderarse de Pemberton. Deseaba inventar una medicina que al mismo tiempo, fuera una bebida agradable para que le reportase una cuantiosa fortuna económica y le hiciera pasar a la historia como un importante científico.
Por aquel entonces llegó a EEUU un remedio inventado en Europa, con fama de milagroso. Su creador había mezclado vino de Burdeos con hojas de coca de Perú. JOHN  emuló aquel producto y creo el French Coca Wine, al que como novedad incorporó semillas de nueces de cola, que con un elevado nivel de cafeína, eran usadas por algunas tribus africanas. Probó la bebida y notó  que desaparecían los dolores de estómago del cáncer que sufría. También aseguró que gracias al brebaje superó la adición a la morfina.
A esta pócima le añadió un ingrediente secreto que le llamó, 7x. Añadió esencias como la vainilla o la canela y el caso es que...chan, ta, ta, chan, le salió la Coca - Cola, y según dicen, es, después de OK, la segunda palabra más conocida del Planeta.
Cuando empezó a ser comercializada en Atlante se vendía una media de 9 botellas al día. En la actualidad, las ventas se cifran en 45.000 botellas por segundo.
¡Que hombre mas listo!
Espero que lea esto mi hijo pequeño que es gran admirador del señor John S. Pemberton y si le dejaran se bebería la mitad de la producción.

viernes, 22 de febrero de 2013

Misterio en el aire

Ocurrió una mañana de invierno, una de las azafatas que hacía la ruta Londres-Chicago, se dirigía por el pasillo del avión hacia la cabina de mando después de atender a los pasajeros. Se acerco a uno de los pilotos y le informó que la cabina de descanso estaba libre. Entonces el hombre se levantó y se marchó a dormir un rato.
Cuando el piloto entró en la pequeña cabina estaba totalmente oscura, pero al apoyar una mano en una de las literas notó un bulto. Había alguien durmiendo, pero la azafata le había comunicado que la cabina estaba vacía. Alumbró con una linterna de bolsillo hacia la cama y observó con sorpresa que había una niña de unos 5 años tumbada en la litera. La arropó con la manta y sin hacer mucho ruido salió de la habitación y cerró la puerta.
Al momento fue a buscar a la azafata y le contó lo qué había sucedido. Esta, le dijo que era imposible porque no iban niños en ese vuelo. El piloto no se lo podía creer, él había tocado con sus propias manos el cuerpo de la pequeña.¡¡¡Incluso notó su respiración mientras dormía!!!
Entonces la azafata con cara de preocupación le dijo:-¿Ve usted esa pareja de allí al fondo? ¿La ve?- repetía, dirigiéndose a una joven pareja con los rostros pálidos y demacrados.
Si, si, por supuesto que los veo...afirmó el piloto.
-¿Pero que tienen que ver ellos en la historia? preguntó con cara de intriga.
Se dirigen al entierro de su hija, ella va abajo en un ataúd, junto con el resto de mercancías...contestó la azafata.
El piloto se quedó pálido al escuchar la noticia y salió corriendo a la cabina donde vio a la niña. Allí no había nadie. Se acercó al baño a refrescarse la cara y al mirarse en el espejo se dio cuenta de que había escrito algo con un pequeño dedo, decía:
Gracias por arroparme.

Me ha parecido tan encantadora historia, (o lo que sea) que no me he resistido a contarla.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Miedos

Casi todos nos reímos cuando alguien tropieza, se cae y le dan un susto inesperado. Como cuando mi hijo aparece por el pasillo y yo salgo de la cocina y me sobresalto, debo de poner cara rara porque el muy gracioso se ríe.
Algunos pequeños sustos son un poco más serios, como el caso que nos ocupa.
Una de mis amigas (niña de la guerra, de la posguerra y de...), la pobre siempre se asusta y por casi todo tiene miedo. Me contaba un día que cuando tenía 3 años empezó la guerra civil, tenía 4 hermanos más, ninguno pasaba de los 10 años. Cuando empezaban los bombardeos sus padres los tenían que levantar de la cama (pues siempre eran al amanecer) y casi a medio vestir salían corriendo a refugiarse en los andenes del metro de Madrid donde vivían. Me contaba con los ojos húmedos que ella siempre se caía por las escaleras y lloraba, su padre la cogía de la mano, pues llevaba en bazos a otro de sus hijos. Cuando llegaban al metro, se sentaban a un lado del anden y tapaditos con una manta los pequeñines se quedaban dormidos hasta que su padre les decía que ya había pasado el peligro y volvían a casa.
Como vivían a las afueras de la ciudad cada día corrían hacia un sitio, quizá sus padres buscaban lo más cerca para refugiarse. Una de esas veces se quedaron en un descampado pues los aviones estaban muy cerca y no llegaban a los refugios. Era un trigal, para que no fuesen vistos desde arriba, su padre los  mandó que se tumbaran en el suelo y los tapó con una manta y allí estuvieron hasta que pasó el bombardeo del día.
Luego llegó la posguerra, de esta yo también recuerdo algo. Los mayores en las tertulias solo hablaban de lo que habían pasado tiempo atrás, sin darse cuenta de que estábamos los niños presentes.
Como había escasez de cosas se cometían robos, pero robos que ahora darían risa, robaban pequeñeces y cosas que ahora (mejores) tiramos a los contenedores de basura.
Un día los mayores estaban comentando que habían robado un colchón a través de una ventana, lo habían enrollado y no se dieron cuenta de que se llevaron a un niño que dormía en él. ¡Dios! que repelús me dio, creo que todavía siento miedo cuando recuerdo aquel suceso. Además nosotros vivíamos en un piso bajo, justo debajo de la ventana estaba mi cama, aquella noche y muchas más no me quería acostar...más de un coscorrón me gané.
Esto es solo un pequeño recuerdo de mi infancia. Se lo dedico a todos aquellos que pasaron estos "sustos". Espero y deseo que todavía queden muchos.

lunes, 18 de febrero de 2013

Mal padre

Al decir mal padre, como es lógico no me refiero a todos los padres, si no a uno en concreto. Me refiero al padre de Marcos, hoy un hombre de 65 años.
Marcos tenia 7 cuando su "señor padre" lo vendió. Lo hizo a un cabrero que casualmente pasaba por allí. Por lo visto el "buen" hombre se quedó viudo, como no sabía que hacer con el niño, ala, va y lo vende al primero que pasó por su lado. (Tenía dos hijos más y se los "empaquetó a sus cuñados).
El cabrero se lo llevó, concretamente a Sierra Morena, que era donde tenía un rebaño de cabras y lo mantuvo aislado en las montañas. Al poco tiempo el pastor desapareció, quedándose el niño solo por aquellos parajes.
Aprendió a sobrevivir con una manada de lobos y huía si veía a algún humano recordando los malos tratos que había sufrido.
Para hacerse amigo de los lobos adultos, les daba de comer a las crías de la carne que él cazaba para su comida, así se fue ganando a la manada hasta el punto de que llegó a vivir perfectamente con ellos. No descubrió el fuego hasta muchos años después, según él cuenta,  un día tiró una piedra a una roca y al saltar las chispas prendió en la hierba seca, entonces pensó que si ponía mucha maleza bien seca tendría mejor resultado, activamente...¡Se hizo el fuego!
Además podía comer la carne asada, que según el mismo dice, estaba más rica, también fue muy agradable poder calentarse en los días fríos.
Tenía 19 años, en 1965  fue rescatado por la guardia civil (cazado), según él.
Cuando lo "cazaron" Marcos no sabía su nombre. Dedujeron que podía ser el hijo de Melchor, quien cuando lo vio no se le ocurrió nada más interesante que decirle. "¿Que has hecho con la chaquetilla que llevabas"?. 
Muchos dirán que es por falta de cultura, pero vamos a ver. ¿Cuantas madres se quedan viudas con tres, cuatro y hasta seis hijos y no los venden? Claro que tampoco todos los hombres hubiesen hecho lo que hizo este majadero.
Ahora Marcos está viviendo en Galicia. Un buen día se encontró con un buen hombre (policía jubilado), se conocieron en un restaurante de uno de sus hijos, le preguntó si tenía hambre y contestó, que estaba acostumbrado.
Manuel que así se llama su benefactor le ofreció su casa y se fueron los dos a Galicia.
Marcos cuida el jardín, salen juntos a tomar café, pero lo que más le gusta es, ver películas de dibujos animados, su preferida. "El Libro de la Selva" ¿No es encantador?
Están haciendo una ·Peli" de su vida. Seguro que nos enteraremos de muchas cosas que le pasaron a lo largo de su vida en Sierra Morena.

viernes, 15 de febrero de 2013

El amor y la pareja

Cuenta una vieja leyenda de los indios sioux, que una vez, hasta la tienda del viejo brujo de la tribu llegaron, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente de los jóvenes guerreros y Nube Alta, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
-Nos amamos...empezó el joven.
-Y  nos vamos a casar-dijo ella.
-Nos queremos tanto que tenemos miedo...Queremos un hechizo, un conjuro o un talismán. Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos...Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de nuestra muerte. Por favor, repitieron, ¿Hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados esperando su palabra.
-Hay algo, dijo el viejo, pero no se...es una tarea muy difícil.-No importa-dijeron los dos. Lo que sea ratificó Toro Bravo.
-Bien-dijo el brujo- Nube Alta, ¿Ves el monte al norte de nuestra aldea? deberás escalarlo sola y sin más armas que una red en tus manos ydeberás cazar el halcón más hermoso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena,¿comprendes? La joven asintió en silencio.- Y tú, Toro Bravo, deberás escalar la montaña del trueno; allá encima encontrarás a la más brava de todas las águilas. Solamente con una red deberás atraparla y traerla para mí, viva.
Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego partieron para cumplir su misión.
Cada uno de los jóvenes trajo lo que el brujo les dijo.
El viejo las sacó de las bolsas y constató que eran verdaderamente hermosos ejemplares.
Y ahora que debemos hacer? preguntaron los jóvenes.
Tomen las aves y amarrenlas una a otra por las patas con esta cinta de cuero. Cuando estén atadas, suéltenlas para que vuelen libres.
Ellos hicieron lo que les fue ordenado, y soltaron a los pájaros. El águila y el halcón intentaron volar, pero apenas consiguieron dar pequeños saltos. Minutos después irritadas por no poder volar, las aves comenzaron a agredirse una a otra, picándose hasta lastimarse.
Entonces el viejo dijo:-Jamás olviden lo que están viendo. Ustedes son como el águila y el halcón.
Si estuvieran amarrados el uno al otro, aunque fuera por amor, no solo vivirían arrastrándose si no también, más tarde o más temprano, comenzaran a lastimarse el uno al otro.
Si quieren que el amor entre ustedes perdure, vuelen juntos, pero jamás amarrados.

¡¡¡Que buen consejo, señor brujo!!!

Buen fin de semana a todos

miércoles, 13 de febrero de 2013

Eloy Gonzalo

Todos los madrileños y muchos que vienen de provincias se han dado una vuelta por el rastro de Madrid.
Este rastro es el padre de todos los mercadillos no solo de Madrid si no de muchos lugares más.
En casa, recuerdo cuando eramos pequeños y venía algún familiar del pueblo a vernos, era visita obligada ir al rastro con ellos. Podría contar montones de anécdotas allí ocurridas pero hoy me voy a centrar en Cascorro, o mejor dicho, en su héroe.
Cascorro era un pueblo de Cuba, (al Este de Camaguey) que en 1898 defendió el soldado español, Eloy Gonzalo, poco antes de las pérdidas de las colonias que teníamos en el Caribe.
Para impedir que el enemigo se refugiase en las casas del pueblo, trató de impedirlo incendiándolas. Se ató una cuerda al pecho para que pudiera ser arrastrado por sus compañeros si caía herido y con una lata de gasolina las prendió fuego. Cayó herido y pudo ser rescatado con la ayuda de la cuerda.
Para este héroe de Cascorro, Aniceto Marinas en 1901, hizo una estatua, con antorcha, lata de gasolina y cuerda, situada al inicio de la Rivera de Curtidores, pero todos los madrileños la conocemos como la Plaza de Cascorro.
Cuando he estado recopilando datos de este buen hombre, he sentido una gran ternura al saber que jamás tuvo familia. Nació en Malaquilla provincia de Guadalajara (España) y murió en Matanzas (Cuba), se crió en la inclusa de Madrid, de allí salió como soldado hacia Cuba, cuando murió...solo tenía 29 años.
En Madrid también hay una calle que lleva su nombre.
Calle de Eloy Gonzalo, cerca de la glorieta de Quevedo. No puedo remediar sentir cierta pena al saber que este joven nunca haya tenido un abrazo de su madre y además una vida tan corta.
Las autoridades le sacaron de la Inclusa como soldado, lo que no se, es si al menos tuvieron la...de repatriarlo. Seguro que no, al fin y al cabo era un triste soldado sin galones.
Lo mejor de todo es que de él se acuerda la historia pero de los jefazos que le llevaron a Cuba,
 nada de nada.

lunes, 11 de febrero de 2013

La escalera

Este relato seguro que lo sabéis muchos de vosotros igual que yo, pero repasando y viendo lo bonita que es la historia he decidido contarla por si alguien no lo sabe.
Esta escalera está en una Capilla del siglo XIX. Cuando esta estuvo lista, las monjitas sintieron la falta de una escalera para llegar al segundo piso.
Rezaron todas reuinidas a San José, por aquello de que era carpintero.
Un día llegó un desconocido, dijo que era carpintero  y podía construir la escalera. Construyo sin ayuda de nadie una escalera de caracol, que es considerada un prodigio de la carpintería. Nadie sabe como se sustentó. La escalera no tiene soporte central (parece un tirabuzón).
Después, el carpintero, que no usó ni clavos ni pegamento para construir la escalera, desapareció sin dejar vestigios. Ni esperó el pago.
Una leyenda nacio en Santa Fe, que pasó a creer que el carpintero fue el mismísimo San José, enviado por Jesús para atender las súplicas de las hermanas.
Desde entonces la escalera pasó a llamarse "milagrosa" y se transformó en centro de peregrinación.
Un portavoz de la Capilla explica que hay tres misterios aquí.
El primero es que no se sabe nada del hombre que a construyó:
El segundo misterio es que arquitectos, ingenieros y científicos, dicen que no entienden como la escalera se equilibra:
Y el tercero, de donde vino la madera. Ya hicieron todo tipo de análisis y no exirte nada parecido en toda la Región.
Un detalle: la escalera tiene 33 peldaños, la edad de Cristo.
Todo esto ocurre en la Ciudad de Santa Fe (Nuevo México), fundada por Vasco de Quiroga un cura franciscano como muchos de los que fundaron tantas y tantas ciudades en el Nuevo Mundo.
Ya sabéis, cuando tengais vacaciones, daros una vueltecita por Santa Fe para admirar tan extrordinaria escalera.

jueves, 7 de febrero de 2013

Un Misterio

Hace mucho que no os asusto un poco. Algunos se asustan con poco, como es el caso de mi amiga Piluca, aunque le gusta asustarse y que la asusten. Otros no se asustan aunque se esté quemando su casa, yo soy un termino medio pero hay cosas que "lagarto,lagarto".

Esto está catalogado como "Misterios sin resolver"
Eran dos hermanas gemelas que se llevaban muy bien, nunca se peleaban ni discutían.
Por razones de trabajo, junto con sus padres, tuvieron que cambiar su residencia a la Ciudad, donde estaba una carretera que era peligrosísima en esos momentos.
Las niñas tuvieron que cruzar solas porque a la madre la llamaron del trabajo para que fuera urgentemente.
Les dijo a las niñas que si tenían que cruzar la carretera solas lo hicieran con mucho cuidado y mirando a los dos lados.
Las niñas obedecieron. Nada más girarse la madre para marcharse oyó un golpe muy fuerte detrás de ella. Eran sus hijas, habían sido atropelladas por un camión, desgraciadamente, las dos habían muerto.
Cuatro años más tarde la madre, aun joven, ya que tená34 años, todavía vivía en la misma casa cerca de la carretera y no olvidaba ningún día a sus dos gemelas.
Afortunadamente, había vuelto a tener más hijos y casualmente eran dos gemelas muy parecidas a las que murieron atropelladas. Esto hacía que la madre olvidara en parte ese trágico suceso.
Pero la fatalidad estuvo a punto de volver a la familia, a pesar de prohibirles expresamente acercarse a la carretera.
Un día las dos niñas estaban jugando y decidieron cruzar la carretera. No venía nadie en ningún sentido, no había peligro.
En el último momento apareció su madre que chillando muy alterada les dijo que no cruzaran, a lo que las niñas respondieron al unísono: - Si no pensábamos cruzar...ya nos atropellaron una vez y no volverá a ocurrir...
Sin más comentarios, os deseo una buena noche.

lunes, 4 de febrero de 2013

Confesión

Hoy estoy un poco mustia y por ese motivo he estado rememorando parte de mi pasado. Pero creo que me he ido muy lejos...mucho.
Era el verano de 1953 (a la vuelta de la esquina), veraneaba en El Espinar (Segovia), iba con un grupo de  veinte chicas y nos acompañaban dos monjas.
Un día nos dice la hermana Consuelo que después de la siesta vamos a San Rafael a merendar con un grupo que había llegado de la parroquia a la que nosotras pertenecíamos. Nos pusimos muy contentas, pues se salía de lo normal salir del convento de las monjas Jesuítinas donde estábamos alojadas.
Cuando llegamos a San Rafael vimos qué estaban todos los curas de la parroquia y gente seglar, pues habían fletado un autocar para pasar el día en la Sierra.
Los mayores estaban todos charlando y de vez en cuando reían a carcajadas. Las chicas nos separamos del grupo, pues exceptuando a las monjas y algún cura, conocíamos a poca gente.
Habían colocado entre dos hermosos pinos una hamaca en la cual estaba unos de los sacerdotes tumbado. Se llamaba Don Fernando y pesaba lo menos 120 kilos.
Cada uno estaba a lo suyo, nosotras solo nos fijábamos en Don Fernando que además de estar gordo era un hombre muy alto...altísimo.
Nosotras, chicas de 15 y 17 años nos reíamos por nada y no le quitábamos el ojo de encima pues una de las chicas dijo:-Don Fernando se cae. Todas esperábamos por ver si acertaba.
Parece, que el cura estaba cansado y empezó a dormirse...se durmió
Mientras tanto los demás excursionistas charlaban y reían de lo que contaran, seguro que todo muy inocente. Mientras Don Fernando dormía a pierna suelta.
Nosotras, (traviesas) no quitábamos los ojos del pobre hombre y cuando menos se esperaba, ¡¡¡Zas!!! Don Fernando al suelo. La hamaca se rompió con tan mala fortuna que debajo de ella había una enorme piña que se le clavó en la parte baja de los riñones.
Nosotras, (seguíamos siendo malas) y lo primero que hicimos fue reírnos a carcajadas. Las monjitas asustadísimas fueron a auxiliar al caído y varias personas que estaban allí también.
Llamaron al médico del pueblo y a nosotras nos mandaron otra vez a El Espinar, la fiesta había terminado.
Cuando llegamos, la monja que iba a nuestro cargo dijo que antes de cenar nos teníamos que confesar `por habernos reído de la caída de don Fernando. Todas nos fuimos a la capilla haciendo cola ante el confesionario. Cuando terminó mi compañera, vi que no iba asustada...y llegó mi turno:
Cuando me hinqué de rodillas y dije "Ave María Purísima", me contestó. "Sin pecado concebida", era el capellán del convento un cura muy joven. Que era uno de los que estuvo en la excursión. Me pregunto ¿Que pecado tan grave has cometido? -Me he reído cuando se ha caído don Fernando. Él me contestó:-¿Que crees que he hecho yo?  También, yo he sido el que le ha puesto la piña debajo de la hamaca. Me quedé sin habla. Volvió a decirme:-Los dos hemos cometido el  mismo pecado, yo te perdono y tú me perdonas.
Los dos decidimos rezar por la recuperación de don Fernando.
Cuando se terminaron nuestros días de vacaciones el capellán y todas las monjas, nos despidieron con alegría. Nosotras las veinte...llevábamos un secreto de confesión
Jamás he contado esto a nadie, lo hago ahora para sacarle una sonrisa a un amigo que quiere poner a trabajar a todos los curas.

sábado, 2 de febrero de 2013

Un marido perfecto

Hacía mucho tiempo que no ponía alguna cosita alegre. Lo corté cuando ocurrió la tragedia del Madrid Arena. Luego que si accidentes, asesinatos, etc. Pero como se suele decir, que la vida sigue, nos vamos a reír un poquito, empiezo:
Marido Perfecto:
Un grupo de hombres está en el gimnasio de un club y suena un móvil.
Uno de ellos contesta y pone el teléfono en manos libres para poder seguir levantando pesas:
Marido: ¿Si?
Mujer: ¿Querido, eres tú? ¡Se oye horrible!
Marido: Hola...Hola...Hola¡
Mujer: ¿Estás en el gimnasio?
Marido: ¡Si!
Mujer: Mi amor, estoy frente al escaparate de una tienda que hay un abrigo de visón precioso. ¿Puedo comprarmelo?
Marido: ¿Y cuanto cuesta?
Mujer: Como unos 3000 €
Marido:¡Bueno! Y comprate también un bolso que haga juego, amor mío.
Mujer:Bueno...estooo...resulta que también pasé por el concesionario de automóviles y pensaba que ya es hora de cambiar el auto, así que entré y pregunté. ¿A que no sabes qué? Resulta que tienen una oferta de un BMW y es el último que queda.
Marido: ¿Y de cuanto es esa oferta?
Mujer:Solo 55000 €...¡Y es divino!
Marido: Buuueno. Compralo, pero que te lo den con todos los extras y si sale un poco más, como situación excepcional, no me voy a enfadar.
La mujer, viendo que hoy todos sus pedidos `colaban´, decidió arriesgarse:
Cariño...¿Te acuerdas que te conté que mamá quería venirse a vivir con nosotros? ¿ Te parece bien que la invite por un mes, a prueba, y el mes que viene lo volvemos a hablar?
Marido: Bueeeno está bien...pero no me pidas nada más, ¿eh?
Mujer: Si, si, está bien. ¡Ay, cuanto te adoro mi amor!
Marido: Yo también te quiero. Un besito, mi amor.
Al colgar el teléfono, el hombre, mira al grupo y pregunta:
¿Alguien sabe de quien es este móvil...?

BUEN FIN DE SEMANA PARA TODOS