sábado, 7 de enero de 2012

Desilusión y llanto

Los Reyes Magos me han desilusionado, igual que el año pasado. No es que se han portado mal del todo,no, solo que no me han traído el chale, ni la limusina con chofer uniformado y con fisico de infarto, para que rabiaran mis amigas, ni el abrigo de visón blanco. Sin embargo han sido generosos y me han hecho llorar.
En mi niñez y muy entrada mi juventúd los pobres Reyes Magos, aunque fuesen magos, no hacían milagros, mucha gente de mi edad y más jovenes, recordaban hace unos días en un reportaje de la tv. que en nuestros tiempos nos podíamos dar por satisfechos si encontrabamos una naranja o un puñado de castañas en los zapatos.
Yo recuerdo muchos días de Reyes, que al levantarnos por la mañana teníamos un paquetito con nueces, castañas, higos y hasta peladillas.¡Que contentos nos poníamos!
Ya siendo un poco mayor...yo ayudaba a mi madre hacer los paquetitos para los que venían detras de mi.
Ayer cuando miré mis zapatos para ver si me habían dejado algo, como digo antes, han sido generosos, pero entre varias cajas y paquetes, había uno muy pequeño, blanco, como si estubiera hecho con un folio (que así era), mis ojos se fueron hacia él, pero empecé a desempaquetar los más grandes, perfumes, libros, zapatos y...ese paquetito blanco que me tenía intrigada, no me atrevía a cogerlo.
Cuando ya había visto la mitad de los regalos, mis ojos miraban hacia el pequeño bulto blanco que ya casi no se veía por el cisco de cajas y papeles que había rotos por todo el salón.
¡Ya no me pude resistir más! Me fuí hacia el paquetito blanco, lo cogí lo abrí con mucho cuidado y...aquí empezó mi llantina. El paquetito blanco, contenía, nueces, castañas higos y una mandarina...
¿Comprendeís mi lloro? ¡¡¡Estos Reyes Magos!!!
En ese momento vi a mis seis hermanos (el septimo nacio desplazado), a mis padres y a mi misma, comiéndonos los restos de la Navidad. Higos, castañas, nueces y alguna vez...unas mandarinas...¡Pero que felices erámos!
¿Como se me habrá ocurrido pedirle a los Reyes Magos, un chalé, un abrigo de visón blanco y no se cuantas majaderías más?
Creo que el próximo año, si Dios quiere,...volveré a pedir otra vez lo mismo. Ja, ja, ja.
Uno de los regalos más bonitos, ha sido un cuadro, pintado por mi hija política y que ha embellecido mi salón.

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