viernes, 30 de septiembre de 2011

Caídas que se pueden evitar

Cuando nos caemos suele ser por un accidente inevitable, pero hay muchas veces que se puede evitar y nosotros impacientes no lo hacemos.
Viajo mucho en los trenes de cercanías y algunas veces en AVE. Todos los que hemos ido en AVE, sabemos que l5 minutos antes de llegar a la estación, la azafata nos aconseja no levantarnos de nuestro asiento hasta que el tren este totalmente parado...la mayoría no hace caso, tal es así, que cuando este tren pasa por el Cerro de los Ángeles...ya están la mayoría de pie, yo, no, tampoco lo hago en los trenes de cercanías pues a veces dan unos frenazos que puedes caer al suelo o a las escaleras como ha ocurrido hoy:
Siempre que puedo me siento en los asientos más cercanos a la puerta de salida, para no tener que correr, pues bien, este es el motivo por el cual veo los traspiés que dan muchos viajeros cuando frena el tren.
El primer tropezón de hoy ha sido hecho por un joven de uns 30 años...íbamos en el piso de arriba y es muy peligroso bajar las escaleras cuando frena el tren, pues bien, este hombre se ha levantado y muy chulito se queda con un pie en el primer escalón de bajada y el otro en el vagón...El tren va aminorando la marcha pero no quita que cuando tiene que parar lo hace de sopetón y, !Zas¡¡ halla ha ido este buen hombre bajando el resto de escaleras con sus lindas posaderas,! Encima va y se levanta sonriendo¡ Claro que el culete se le debe de haber puesto morado (pena que no lo hemos visto).
Al rato sube al tren un abuelo con su nieto de unos 7 añitos, se sientan cerca de mí. Cuando el tren está llegando a Entrevías ya se están preparando para salir. Se me ocurre, viéndolos en el suelo a abuelo y nieto decir dirigiéndome al niño:- Ten cuidado guapo no te vayas a caer. No me ha dado tiempo de decirle que se agarrase a algún sitio. El primero que ha caído ha sido el abuelo y lógicamente ha arrastrado al crío. El abuelo ha bajado lo menos 4 escalones sentado y el niño detrás de él de cabeza, pero cosa curiosa, los dos se han levantado muy sonrientes y contentos, tan contentos iban que casi me han dado ganas de probar y bajar las escaleras rodando haber si me divertía un poco, porque la verdad es que de verlo en esa posición al abuelo, al nieto y al otro majadero que se había caído antes...la que estaba sufriendo era yo.
Luego para que no falte de nada, entra un tipo con una acordeón y trasto que parece una maleta, pero no lo es, y que suena como un demonio y se pone a darnos la serenata. Rarita se que soy pues no aguanto la música muy fuerte, vamos ni fuerte ni baja en un vagón de tren en el que además de los viajeros, algunos llevan su propia música ya demasiado alta también.
El caso es que hoy el día ha estado de lo más distraido pues me he dado cuenta de que todos los mendigos que hay cerca de la Iglesia de Madinaceli ya han regresado de sus vacaciones, digo esto porque yo voy todos los viernes a visitar a Jesús, no me he perdido ninguno de Julio y agosto y cosa curiosa, en estos meses nos han estado, pero ya hoy se les veía...el plumero. De esto tengo mucho que contar, ya lo haré en otra ocasión...

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