miércoles, 19 de enero de 2011

Mágico

Mágico, eso es lo que me parece el Castillo de Segovia. No me extraña que Walt Disney lo cogiera como modelo para su película "La Cenicienta".
Hoy me encontraba yo mustia y ojerosa y un poco triste por causa de mi dolencia, dolencia que no tiene importancia pero que como soy una cobarde no paro de quejarme. Y cosa curiosa, no tengo a quien quejarme. Mis hijos están en el trabajo (gracias a Dios), los demás familiares no están para que les digas te duele un costado y mi amiga Piluca...está peor que yo.
Pues bien, hoy como digo, mientras me tomaba una taza de té(Y como la tv. no hay quien la vea de mala que es), he echado mano a mi videoteca y he sacado la película de La Cenicienta.
!Que rato más feliz he pasado¡ !Mira que es linda esa "peli"¡Por eso cada vez que veía el Castillo, pensaba en Segovia. Esta Ciudad la conozco como si fuera Madrid ya que he ido muchas veces.
La primera vez que fui, tendría yo 17 años (hace dos días), iba en una excursión con unas 20 chicas y dos monjas. !Que bien lo pasamos¡ Ese día vimos el Castillo entero, visitamos todas las salas, las almenas e incluso el balcón por donde el Infante don Pedro estaba jugando y se cayó al precipicio. Nos contaron, que cuando la niñera vio caer al Infante y consciente de que se había descuidado, asustada y apenada, se tiró detrás del Infante. No son pocos los que aseguran que el alma de la niñera sigue rondando por las salas de la fortaleza.
Y otra curiosidad más; desde una de las torres de la zona norte, Alfonso X El Sabio, contemplaba el firmamento e intentaba descifrar sus secretos.
Aprendí muchas cosas en la época en que iba con las monjas, pues ya se sabe que yendo con ellas siempre teníamos las puestas abiertas de museos, catedrales, conventos e incluso una vez estuvimos en el seminario de Comillas (Santander), aquí lo pasamos en grande pues llegamos el día de San Ignacio de Loyola (Patrón de los Jesuitas) y, aunque llegamos a los postres, nos "inchamos" de helado", estoy hablando del año 53, si por casualidad me lee algún curita de aquel seminario, alguna monja, que también las hubo entre nosotras, o simplemente cualquier ama de casa como yo...que sepa que los recuerdo con amor.

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