jueves, 4 de noviembre de 2010

un negrito

Eso era Martín de Porres, un negrito y hoy es su día. San Martín de Porres. Nació en Lima (Perú), era hijo de un hidalgo español y una mujer negra. Este españolito de las colonias, estaba casado en España y tenía hijos, pero cuando lo trasladaron a Lima el pobre se entretuvo en sus ratos libres haciendo...más niños. Con la madre de Martín tuvo dos, él y una hermana. Aprendió a leer en Guayaquil donde estuvo con su padre 4 años el cual al ascender devolvió el niño a su madre, dejó a su hija al cuidado de otros parientes, no se por qué, quizá porque curiosamente la niña era blanca. De regreso a Lima, trabajó de aprendiz en una botica. El boticario además ejercía de cirujano, dentista y barbero, ahí es "na". esto le vino bien al niño pues aprendió los rudimentos de la medicina que después le serían útiles en el convento. Tanto le gustó este mundo que se ofreció voluntario en los hospitales. Un día conoció a Fray Juan de Lorenzana y le "invitó" a entrar en el convento...ya no salió. Por su color la legislación le impedía ser religioso, así que Martín de Porres entra como "Donado". Como es lógico no le pusieron de Prior si no a trabajar barriendo (de ahí el apodo de Fray Escoba), barría las celdas, hacía recados, ayudaba en la cocina, en la huerta y hasta les cortaba el pelo a los frailes, vamos que era un criado para todos.
Pasó años desapercibido y criticado por su color. En un momento que se enteró que el convento estaba en apuros económicos, le dijo al Superior que le vendiera como esclavo.
Tuvieron que pasar 15 años para ser aceptado en la congregación como hermano dominico.
El convento se convirtió en un auténtico hospital donde acudían pobres para que los curase, pues ya sabemos que en aquellos tiempos (y mucho después también), los médicos eran para los ricos.
Su hermana que gozaba de buena posición le regaló una finca donde daba cobijo a pobres. En el patio acogía a perros gatos y ratones. Conocido por su caridad muchos le encargaban distribuir sus limosnas, incluso el Virrey le daba 100 pesos mensuales.
Llegó a tener tanta sabiduría que altas personalidades de Lima recurrían a su consejo. Se dice que tenía el don de la bilocación, que podía estar en dos sitios a la vez. En el año 1639 enfermó de tifus y les dijo a sus compañeros, "He aquí el fin de mi peregrinación sobre la Tierra. Moriré de esta enfermedad. Ninguna medicina será de provecho".
A su lecho de moribundo acudieron el Virrey, Obispos, curas y todo el pueblo que consiguió entrar al convento. El funeral fue multitudinario. El 6 de mayo de 1962, el papa Juan XXIII le declaró Santo.
Y ahora digo yo, por que estoy escribiendo tanto, si esto lo sabe todo el mundo.
La verdad es que no me he podido resistir ya que me gusta mucho este santo, tengo hasta una escobita suya.
Fray Escoba, ruega por mí y por mi amiga Piluca, amen.

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